Los dilatadores FMS para el masaje de próstata ofrecen las siguientes ventajas frente a productos de silicona o plástico:
No existe una recomendación universal sobre la “talla correcta” de un único dilatador para masaje prostático. Los muy pequeños suelen ofrecer una estimulación insuficiente —o incluso molesta— debido a su cabeza reducida y a la pequeña superficie de contacto. Nuestras tallas a partir de 14 mm no están pensadas para el masaje de próstata, sino para otros usos terapéuticos.
Para el masaje de la próstata, se aconseja una talla de al menos 24 mm según la experiencia.
Con un dilatador por encima de 24 mm el efecto es más intenso, pero también exige más del esfínter anal. Por ello, determina de antemano qué tamaño puedes acomodar realmente para evitar dolor al introducirlo o durante la sesión. Te ofrecemos consejos para elegir tu talla adecuada.
Con un set de dilatadores puedes ajustar la talla a tu capacidad —e incrementarla cuando te sientas preparado/a—. Un set de 24, 28, 32 y 36 mm es una elección acertada. ¡No olvides revisar nuestros descuentos por volumen!
Tómate tu tiempo y asegúrate de estar relajado/a. La excitación erótica también puede ayudar. El calor relaja el esfínter y resulta beneficioso a nivel psicológico; para intensificar el efecto, ten a mano un recipiente con agua caliente para templar los dilatadores de vez en cuando. Un calentador de biberones es ideal porque mantiene la temperatura constante. Comprueba la temperatura tocando brevemente con el dilatador el interior del muslo. A partir de unos 30 mm, los dilatadores FMS pueden mantenerse templados gracias a un relleno interno; encontrarás detalles en las instrucciones de uso. Elementos imprescindibles:
La posición correcta
Puedes realizar el masaje prostático tumbado/a de lado, con la pierna superior flexionada (posición lateral de seguridad) e introduciendo el dilatador por detrás. En esta postura la libertad de movimiento es algo limitada. Conviene decidir con antelación qué equipamiento necesitas y tenerlo a mano.
Inserción
Antes de empezar, aplica un poco de lubricante alrededor del área anal y masajea suavemente el esfínter con las yemas de los dedos para relajarlo. Luego extiende lubricante sobre el dilatador (templado en baño maría y bien seco) y sécate las manos.
Ahora introduce con cuidado la cabeza del dilatador (templado); al principio no es necesario ir más profundo, y relájate unos instantes.
Tipos de masaje
Después, guía el dilatador un poco más hacia dentro —no en línea recta, sino inclinado ligeramente hacia el abdomen, es decir, en dirección a la próstata— hasta tocarla. Lo notarás claramente: si no estás acostumbrado/a, el contacto con la próstata puede resultar extraño al principio.
Al mover el dilatador hacia atrás y hacia delante unos dos o tres centímetros, generas una especie de masaje por “toques/punto” de la próstata, principalmente en su cara posterior orientada al intestino. Comienza con suavidad para irte acostumbrando; incluso este masaje ligero estimula notablemente la función prostática.
Con más práctica, puedes realizar un masaje del contorno de la próstata, es decir, masajearla alrededor. Para ello se necesita un movimiento “oscilante”: introduce el dilatador un poco más a fondo de modo que la cabeza no quede delante, sino a un lado o ligeramente detrás de la próstata. Realiza pequeños movimientos circulares con el extremo del dilatador para que la cabeza se desplace alrededor de la próstata y masajee intensamente sus zonas laterales. Se necesita práctica para encontrar la profundidad, presión y radio adecuados.
Si sientes que puedes —o deseas— usar un dilatador más grande, aumenta el tamaño conforme te resulte cómodo. Uno de 36 mm produce más efecto que uno de 24 mm, pero no conviene superar ~44 mm, ya que la mayor masa de los tejidos circundantes dificulta el control preciso. En el masaje prostático, la dilatación no es el objetivo.
Tampoco aquí hay una indicación única para todos: las personas, el tiempo disponible y la urgencia de los problemas prostáticos varían.
En general:
Procura practicar con la mayor regularidad posible. La constancia aporta más beneficios. Establece rutinas en lugar de dejarlo al azar. Si puedes, realiza una sesión breve por la mañana y otra por la noche; si no, una al día algo más larga.
Durante el masaje de próstata puede producirse secreción de fluido prostático —por lo general sin, pero a veces con orgasmo o distintos grados de excitación—. Es normal y no depende solo de la intensidad del masaje: también influyen la imaginación, el estado mental y si otra persona realiza el masaje.
El masaje prostático también puede practicarse como una forma especial de penetración por parte de la pareja y, por tanto, como un gesto de cuidado íntimo. Este juego sexual —la penetración de un hombre por una mujer (también: pegging)— a menudo ayuda con problemas de potencia o disfunción eréctil porque (re)activa el aspecto “femenino” (ánima) en el hombre. Para un flujo de energía saludable —requisito para una buena potencia— son necesarios ambos polos (femenino y masculino). Este principio, simbolizado por el yin-yang, se aplica a todas las personas, independientemente de su identidad.
En «Preguntas frecuentes sobre los dilatadores FMS» encontrarás más información. En nuestras guías tratamos otros temas específicos. Si tienes dudas, puedes escribirme personalmente; te responderé con gusto.
Contacto: hsw@theros.de
Hera Schulte Westenberg